Asco o desagrado como emoción: apuntes para un proyecto de acompañamiento emocional en la escuela
Viene el asco acompañado
de rechazo y desagrado.
Te hace apartar, vigilante,
todo lo que es repugnante.
Carmen Gil
¿Es,
acaso, la más olvidada de las emociones? Al lado de las populares como
felicidad, miedo, tristeza y enojo, el asco no figura en el top de las
favoritas. Parecería que hasta los científicos le hacen el fuchi: todavía no
hay suficientes estudios y prevalecen numerosas incógnitas al respecto. Esta entrada aborda el tema del asco o desagrado como emoción sin pretender hacerlo
de forma exhaustiva. Lo interesante es que se ha escrito a 5 voces: la del
autor y (de mayor relevancia) las de 4 niños y niñas de segundo de
primaria.
¿Qué es el asco o el desagrado?
“Es cuando no te gusta algo y haces cara
como de ¡ay dios! ¡Guácala!”
TERE, 8 años
“Es cuando no te gusta un niño o algo” NICOLÁS, 7 años
“Es cuando algo no te gusta y es muy feo y
quieres vomitar” PAULA, 8 años
“No la conozco” JAVIER, 8 años
El
asco es una emoción básica y universal, es un conjunto de respuestas químicas y
neuronales ante un estímulo
desagradable o repugnante. Las cosas más comunes que suelen causar esta emoción
son: alimentos en mal estado (podridos), alimentos desagradables, la falta de
higiene, olores fuertes, fluidos corporales de otras personas o animales
(esputos, sudor, sangre, orina, excrementos) algunos animales como las ratas,
etc.
¿Cuándo has sentido asco o desagrado?
“Un día en mi casa fui a la cocina y salió
una cucaracha y yo ¡guac!... También otro día había una fruta podrida que olía
muy feo… de hecho me da asco la papaya y el mango… no me gustan, de solo olerlo
¡guac!” TERE,
“En mi taller conocí a un niño que se veía
muy rudo, yo creí que me iba a golpear y me dio desagrado... y de la comida me
da asco el guacamole… si me dan una tostada de guacamole no me la como.” NICOLÁS
“Ayer tuve una clase de inglés y un niño
dijo que no le gustaban las bananas y yo recordé que a mí tampoco me gustan las
bananas: me dan asco…Otra vez me dijo un amigo que se pica la nariz y yo lo
imaginé picándose la nariz y me desagradó”
PAULA
“Antes me gustaba el pescado empanizado,
pero ya no… bueno no todo el pescado, sólo me desagrada la parte de en medio…lo
que si me da asco es el espagueti verde. Cuando lo probé me dieron ganas de
vomitar” JAVIER
La
emoción de desagrado tiene un componente fisiológico: se arruga la nariz y los
labios superiores se elevan, las comisuras descienden, la lengua sale
ligeramente de la boca, se experimentan náuseas, vómitos, sudores, descenso de
la presión sanguínea y en ocasiones desmayos.
Sin
embargo, el asco tiene también un componente psicológico. Se asocia a la
ansiedad, necesidad de escapar o de huir, repugnancia, etc. Además, suele aliarse
con formas de rechazo tales como el odio, el rencor, el desprecio o la indiferencia.
¿Qué función tiene la emoción del asco o
desagrado?
“Para distinguir los alimentos que están
mal… sino (tuviéramos la emoción del desagrado) seriamos como unas cucarachas
que se comen todo, hasta lo podrido”
TERE
“Sirve para no comer cosas que no nos
gustan” NICOLÁS
“El desagrado te recuerda que algo ya lo
probaste y de plano no te gustó”
PAULA
“Yo creo que no sirve para nada” JAVIER
El
asco tiene una función de supervivencia.
Se experimenta asco ante estímulos que
pueden ser peligrosos y comprometen la salud: alimentos en
descomposición, falta de higiene, olores fuertes, fluidos corporales y algunos
animales que pueden transmitir enfermedades. A nivel moral, valores
deteriorados, comportamientos abominables o relaciones aborrecibles.
Según
Gil (2008) “el asco es nuestro límite, nos señala la frontera hasta donde podemos
llegar sin peligro alguno, pero también es nuestra posibilidad, la posibilidad
de ver de qué están hechos los supuestos políticos y los dispositivos de
control social con los que echamos a andar nuestra subjetividad”.
¿Qué te ayuda a afrontar mejor la emoción
del asco o desagrado?
“Lo que hago cuando me da asco es correr” TERE
“Cuando algo me da asco me voy a otro
lugar, me enojo y hago cosas para distraerme como dibujar o ver la tele… Si me
dan una tostada de guacamole la tiro… no te creas: se la doy a mi hermano que
el si es guacamolero” NICOLÁS
“Me calmo y pienso en algo que si me
gusta. Pienso en una dona de chocolate o algo que me agrade mucho… Cuando me
desagrada algo que hace una persona, por ejemplo, que tire basura, le digo que
eso no está bien y que hay que cuidar al planeta” PAULA
“Tomar un poco de agua” JAVIER
A
manera de conclusión, se enumeran algunas de las cosas que podrían hacerse para
afrontar al asco:
- Entender lo que es el asco y cuáles son sus mecanismos.
- Aceptar que lo que se evita puede
ser importante
- Respirar profundamente y
relajarse
- Exposición gradual al estímulo
aversivo
- Reflexionar sobre el componente moral y cultural de la
repugnancia
- Promover la educación emocional, es decir, identificar,
nombrar, validar y canalizar adecuadamente las emociones.
Referencias
Gil, A. (1999). “Aproximación
a una teoría de la afectividad”. Tesis doctoral. Departament de Psicología de
la Salut i Psicología Social, Universitat Autònoma de Barcelona, ISBN
84-490-1844-7.
León, E. A. (2014). El asco:
Una emoción entre naturaleza y cultura. Saga – Revista de Estudiantes
de Filosofía, 15(26), 21–39. https://revistas.unal.edu.co/index.php/saga/article/view/45560
Miller, W. (1997) Anatomía del
asco. Grupo Santillana ediciones.