viernes, 5 de noviembre de 2021

Hablemos del TDAH: Terapia Breve Sistémica y TDAH




En esta entrada se presenta un video en donde se revisa el tema de la aplicación de la terapia breve sistémica en el tratamiento para el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH). Esta conversación sobre el libro de Jorge Domínguez "Terapia breve sistémica en el tratamiento del TDAH" forma parte de una serie de entregas del proyecto “hablemos del TDAH” que se posiciona como una plataforma digital generadora de contenidos sobre esta condición neurocomportamental.

Para visitar la plataforma del proyecto aquí





viernes, 8 de octubre de 2021

El diálogo y la comprensión en la relación con los adolescentes: herramientas para padres de familia

 


 

Germán Ríos Morfín*

            Los papás y mamás se preguntan cómo pueden entender las dinámicas de sus hijos e hijas para poderlos prevenir de sufrimientos o fracasos importantes. También quisieran alejarlos de peligros o favorecer la mayor cantidad de opciones posibles para que sean felices.

 

            Comprenderlos y estar cerca de ellos o ellas puede implicar el atender situaciones no esperadas, hablar de temas incomodos y también aprender a acompañarlos en situaciones cotidianas y sencillas como ver películas, respetar el silencio o comer juntos.

 

            En muchas ocasiones será necesario aumentar tu empatía y recordar tu adolescencia, con gustos y frustraciones, que asumías en el olvido. Algunos recuerdos te pueden facilitar el camino en esa misión de ser cercano o cercana en la familia y también llevarte a atender heridas que creías resueltas, generando una dinámica más amorosa y compasiva; o el hecho de reconocer momentos buenos o positivos de épocas pasadas relativiza el miedo o frustraciones, las presiones sociales del “deber ser” y te centra en los recursos y buenas experiencias que ya se tienen como papá-mamá e hijo o hija.

 

            En esta noble labor algunos se encuentran con caminos que complican la relación cercana que se busca favorecer como crisis en el ámbito personal, afectivo, económico, relación de pareja o relaciones familiares conflictivas que de manera directa o indirecta dañan el vínculo en la familia y está condición se manifiesta en síntomas en los hijos como depresiones, adicciones, anorexia y bulimia o en menor grado asilamiento, problemas de convivencia con sus compañeros, faltas de respeto a la autoridad, dificultad para tomar decisiones entre otros. La atención con un profesional de la salud mental es una buena opción en estas circunstancias.

 

             De manera concreta, para potenciar una relación sana y evitar relaciones distantes, te recomiendo que hagas una pausa en tres acciones: favorecer la cercanía, retomar tu proceso personal de adolescente de manera compasiva y mantener expresiones afectivas.

 

FAVORECER LA CERCANÍA.

 

            La primera noción a reflexionar que propongo a los padres y madres es favorecer el encuentro y la presencia. Para ir alcanzando la cercanía con los adolescentes, hay que observar los “códigos” en sus chistes o bromas que crean los jóvenes en sus círculos basados en comentarios de youtoubers, deportistas, canciones o diferentes gustos que ellos tienen. Por ejemplo, cuando uno de ellos vive algo complicado dice F para Juan. Este comentario es el resultado de una acción de un juego de video donde pregunta si se quiere volver a iniciar tiene que presionar la letra “F” de su teclado. Esto es sencillo de aclar cuando se les pregunta a ellos que quieren decir. Tan solo poner atención en estos detalles sin buscar ser invasivo o invasiva, da idea de tu interés en comprender su mundo y abre las puertas a encuentros constructivos.

 

            Para un vínculo sano uno debe de estar en una actitud amorosa (Omher 2017; Linares 1996) con la posibilidad de reconocer y querer a la persona en lo que vive sin prejuicios, de manera compasiva y favorecer este trato con uno mismo. En lugar de decirle “cómo es posible que no te guste el deporte” o “esa porquería de música no se debe de escuchar”, trata de hablar del tema o compartir tus gustos sin obligarle a seguirlos, sino como una forma de estar.

 

            Otro punto importante con el que logras un dialogo o conversaciones fructíferas, es establecer las condiciones para la buena comunicación, donde lo importante no es cumplir con deberes o exigencias personales como hablar de lo mal que le va en la escuela o lo asilado que lo notas, ni tampoco ver dónde está el error o quien pudo haberlo cometido ( te puedes sentir culpable por su mal comportamiento y encontrar causas en el pasado sin acercarte de una manera diferente) (Ceberio 2006),  sino tratar de abrir un espacio de tranquilidad o comodidad en la medida de lo posible, cuidando que el objetivo sea acompañar y confiar en que esta atención a la larga les llevará a compartir contigo aquello que les pasa o buscarán la forma de hacértelo saber.

 

            Luego viene lo complejo, cuando tienes que detenerte a entender y acompañar comportamientos de desprecio, de miedo o de tristeza que se observa en asilamiento o reacciones impulsivas que de entrada no se pueden explicar y no observas alguna situación en especial que explique esta conducta. Puede que percibas que todo está bien y no tengas alguna idea de lo que está pasando.

 

            Lo mejor es evitar el control o los miedos con conductas reactivas a la experiencia ambigua que se presentan en prejuicios o sobreprotección (buscar soluciones inmediatas, dar instrucciones, regañar, etc.), así como desligarte de expectativas “altas” o exigentes centradas en condiciones personales no resueltas sobre tus hijos o hijas y replantear los deseos, sueños o ideales en lo material, espiritual y afectivo.

 

             Cuando logras tomar consciencia de que muchos de tus conflictos en la relación pueden deberse a frustraciones de tu pasado o a partir sobre exigencias en tu presente, puedes empezar una nueva percepción de lo que sucede e inclusive esta situación ser una oportunidad para ti de entenderte y tratarte de una manera diferente.

 

            Además, para favorecer conversaciones o entender su experiencia, lo primero que se recomienda es no obligarles a decir o dar una explicación y darte tu espacio para estar con paciencia,  al margen de las situaciones que tienes que resolver, para acompañarlos o estar con ellos o ellas[1]. En ocasiones no saben que les pasa (en especial en casos donde hay abuso, tensión en la relación de sus papás, un problema económico en la familia, etc.), su mejor medio de expresión son sus gestos y comportamientos de rechazo o asilamiento (Ceberio 2009)

 

            Si en este punto te das cuenta que surge la molestia en ti, repites alguna idea que confirma que el problema solo es tu hijo o tu hija, sin poder ver como también puedes estar afectado o afectada por problema, el amor se convierte en frustración constante, rechazo o agresiones y es complicado recuperar la relación. Es importante hacer una pausa y, si no surge una nueva actitud, pide ayuda profesional.

 

RETOMA TU PROCESO ADOLESCENTE.

 

            Al inicio del escrito te comentaba que es importante que te ubiques en esa etapa y que imagines o traigas a tu mente aquellas condiciones que eran significativas a esa edad. No es lo mismo enamorarte a los 15 que a los 25, 35 o 50 años, de la misma forma las expectativas y relaciones con los amigos van cambiando con el tiempo, lo que llega a generar una “brecha” generacional que impide una buena comunicación.

 

            En esta etapa pudiste haber sido más consciente de necesidades y situaciones en casa y tener otra opinión diferente a tus papás respecto a tus amigos o eventos a los que asistías. Descubriste otra forma de entender lo económico, social, familiar, religioso, corporal o intelectual.   

 

            Probablemente tus reflexiones estaban más centradas en tus deseos para tu vida adulta; o como poder conquistar a esa chava o ese chavo; probablemente te cuestionabas sobre temas políticos de injusticia o hábitos en casa que antes te parecían normales.

 

            Al ver y pensar en estas situaciones, puedes irte acompañando de tu pareja o amigos cercanos y compartir tus experiencias o análisis que vas encontrando. Puede ser divertido que cada conversación lograda con amigos, familiares o pareja te pudiera una nueva perspectiva de tu vida y de lo que vives o por otro lado que esta crisis con tu hijo o hija te confirme que es importante atender y reconocer la importancia de tu necesidad que habita en ti desde tu juventud o inclusive tu niñez y aprender a darle su lugar (Laso 2014).

 

            Habrá quienes te cuenten experiencias nuevas como el nacimiento de la idea de su negocio que tienen ahora o que a partir de cierta experiencia en esa etapa decidieron que carrera querían estudiar. Algunos otros te contarán maneras divertidas o curiosas de la relación con su sexualidad, desde el enamoramiento hasta el encuentro con su cuerpo. Otros tantos te abrirán su corazón con experiencias difíciles que no te hubieras imaginado que tuvieron que superar.

 

            Tan solo darte este tiempo puede ser entretenido y podrás incluir toda una gama de temas o conversaciones valiosas. Estos recuerdos te podrán ubicar un poco mejor en las necesidades de tus hijos o hijas e inclusive, como comenté anteriormente, podrán despertar algunas tuyas que están pendientes por atender.

 

            Estos relatos, aumentan la empatía y la compasión, condiciones importantes para poder comprender a tu hijo(a) que vive esta etapa de una manera cercana y humana.

 

MANTENER EXPRESIONES AFECTIVAS CONSTRUCTIVAS.

 

            Parece una propuesta sencilla, no creo que algún papá o mamá en su sano juicio se proponga dañar a sus hijos o quererles transmitir la sensación de menosprecio o poca valía. Lo complejo en las relaciones humanas es que en ocasiones si se transmite el dolor hacía los hijos, se les cobran deudas que se les deberían de cobrar a los propios padres, se les ponen expectativas que no les corresponden o los limitamos con nuestros miedos.

 

            Por ello hay que reconocer el cariño que damos, procurando la comprensión y el dialogo. Imagina que en ocasiones disfrutas o reflexionas sobre las acciones que le hacen bien a tu hijo o hija, por más simple que parezca.  Esto es “alimento” para su corazón, sus sueños y su vida. Y lo increíble es que esto sucede de manera recurrente, la confusión estriba en la idea de que lo grandioso o valioso de la vida es algo diferente a lo que vivimos día a día, o que el error somos nosotros mismos.

 

            Reconocer que hace bien el adolescente y el apoyo de los adultos en casa, son fuertes herramientas de protección. Las mamás o papás desgastados o lastimados, una de las cosas que pierden o es un reto alcanzar es la paciencia donde se procura el afecto. Ya sea porque no la vivieron o porque las circunstancias actuales los tienen en una presión constante, les aleja de sentir cariño y comprensión en la familia. Esta condición a la larga, sin ser atendida y comprendida, inevitablemente se relacionará con síntomas psiquiátricos o conductas problemáticas en los adolescentes.

 

            Volviendo al tema de querer o demostrar afecto, date tu tiempo para reconocer que les hace bien, desde una caminata en la tarde, una comida, un te quiero, un abrazo, ver una película, una broma y muchas cosas más. Replícalo cada que puedas y veas pertinente, hazlo de manera consciente, auténtica y evita que sea algo en automático o forzado.

 

            Si te encuentras con complicaciones para expresar afecto, es probable que no sepas como darlo o que alguna situación personal lo impide. Puedes pedir ayuda profesional, como lo he ido mencionando en el escrito (las frustraciones que no permiten renovar o resolver las tensiones con los hijos puede que te lleven a esta posibilidad) o también irlo dialogando con alguien de confianza que te ayude a pensar en cómo puedes aprender a querer. Y si quisieras practicar desde lo básico, puedes empezar a tomar el cariño desde la salida del sol al amanecer, el saludo de las personas en tu trabajo, tu salud o alguna condición positiva que reconozcas. Todo el tiempo pudieras encontrar algo amoroso que fortalezca tus relaciones con los otros y contigo mismo o contigo misma.

 

CONCLUSIÓN.

 

            Puedes poner en práctica estas ideas para ser cercano o cercana y dialogar para comprender a tu hijo o hija. Si observas no solo es preguntar o investigar qué es lo que hace, sino que es una actitud de cercanía y respeto, donde lo importante es favorecer una relación constructiva y afectuosa.

 

            Los principales retos los podrás encontrar en crisis actuales o carencias afectivas en tu vida. No quiere decir que seas el culpable o la culpable de sus males, sino que al atenderte facilitas que ellos también lo hagan, siguen tu ejemplo en sus vidas, aunque en ocasiones parece que te ignoran.

 

            Por último, confía en los recursos que tengas para demostrar el afecto, cuando esta característica se cuida y se hace de manera consciente, auténtica y prudente, se abren nuevas posibilidades para dialogar y compartir la vida. A pesar de los malos ratos o los conflictos, el hecho de poner de antemano el cariño, permite entender de otra manera el pasado y procurar un futuro pleno para ellos y ellas.




 * Germán Ríos Morfín, es psicólogo y terapeuta familiar, actualmente se desempeña como coordinador académico en el bachillerato Pedro Arrupe, docente en la Universidad Marista de Guadalajara y terapeuta clínico. Para conocer más su trabajo: Supervisión de la práctica en psicoterapia


REFERENCIAS.

 

Ceberio, M (2006), “La buena comunicación”. Barcelona: Paidós.

Ceberio, M (2009), “Cuerpo, espacio y movimiento en psicoterapia. El cuerpo del psicoterapeuta como herramienta de investigación.” Buenos Aires: Teseo.

Omer, H (2017), “Resistencia pacífica. Nuevo método de intervención con hijos violentos y autodestructivos”. Madrid: Ed Morata S.L.

Laso, E (2014) El trabajo con emociones en terapia familiar: teoría y aplicaciones. México: Revista Redes.

Linares, J (1996), Identidad y Narrativa. Barcelona, Paidós.



[1] Otros tantos son conscientes de que hay una crisis en casa y no saben cómo acompañarlos, se resignan a esa tensión, y se enfocan en resolver otro conflicto relacionado con lo económico, un conflicto de pareja, enfermedad de algún familiar, etc. y no con el comportamiento extraño que observan.

lunes, 27 de septiembre de 2021

Tratamiento de los Trastornos del Espectro Autista: taller de Creare*

Atenta invitación:



 












* Creare es un equipo de profesionistas especializados en la detección temprana, diagnóstico y tratamiento de los Trastornos del Espectro Autista. Su objetivo es la inclusión de las personas con TEA en su entorno familiar, social y educativo.   








lunes, 20 de septiembre de 2021

Acompañamiento emocional en el aula: pautas para los maestros

 


En esta entrada se presentan una serie de propuestas para maestros que desean brindar acompañamiento emocional de sus alumnos en el contexto de la nueva normalidad. Las pautas que aquí se presentan se dividen en dos grupos: 1) las que tienen un propósito preventivo y 2) Las que permiten la intervención en situaciones de crisis.

De frente a un escenario nuevo, que desafía nuestras habituales maneras de proceder, surge la necesidad de acompañar a los estudiantes de la mejor manera posible. En ese sentido, en este escrito, se proponen distintas herramientas para el acompañamiento emocional de los alumnos y alumnas que se encuentran en proceso de volver de forma presencial a las aulas. 

 Este esfuerzo responde a la consideración de que el periodo que duraron las clases a distancia fue extenso, y significó un proceso de adaptación por parte de los alumnos y alumnas que, nuevamente, requiere de ajustes y su asimilación. La pandemia por COVID-19 ha marcado un periodo de crisis para muchas personas, ha generado miedo, angustia y malestar emocional.

 Las estrategias se basan en la idea de que la educación no sólo es un instrumento para el aprendizaje de contenidos y desarrollo de competencias cognitivas, sino también representa un espacio que contribuye a la formación integral de los alumnos en donde es necesario el rol del docente como agente de desarrollo de la inteligencia emocional en sus estudiantes. Por ello, estas herramientas se enfocan en la sugerencia de una serie de pautas para el acompañamiento emocional grupal e individual en el contexto de la pandemia.

 Para los fines de este escrito, las pautas se dividirán en dos grandes grupos. El primero de ellos con aquellas acciones que se pueden llevar a cabo de manera grupal, en el día a día y que trabajan a nivel preventivo.  El segundo grupo se compone de pautas que se llevan a cabo en situaciones de crisis, cara a cara con el alumno a un nivel interventivo.

 

Pautas de acompañamiento emocional a nivel grupal y preventivo

  

FACILITACIÓN

Brindar un espacio para que los alumnos se puedan expresar emocionalmente.

Ejemplos: termómetro de las emociones, dibujos, escritos, expresión oral (preguntar ¿cómo están?), observar cambios de comportamiento, dar importancia a preocupaciones, miedos y frases relacionadas con la muerte.

NORMALIZACIÓN

Recordar a los alumnos que son normales sus emociones, es importante hacerles frente.

Ejemplos: mensajes o comentarios relacionados con las situaciones por las que pasamos, como: “es normal que…”, “las emociones no son ni buenas ni malas”, “las emociones tienen una función en nuestra vida”.

CREAR VÍNCULOS

Ayudarles a que puedan reencontrarse con sus compañeros/as y docentes, evitando el aislamiento y la desconexión.

Ejemplos: preguntar cómo les fue en el recreo, sondear sí estuvieron acompañados, recurrir a los trabajos de equipo y recuperar cómo les fue y cómo se sintieron.

RECUPERACIÓN DE RECURSOS

Guiarles a identificar sus fortalezas, cualidades y habilidades que les ayudan a enfrentar situaciones adversas.

Ejemplos: recuperar formas de resolución de conflictos, verbalizar las cualidades que observas en los alumnos/as, reconocer en puestas en común las habilidades que han sido de ayuda para c/u, apuntar en una libreta grupal las acciones positivas que se hicieron en la semana.

Pautas de acompañamiento emocional en situaciones de crisis

Se entenderá por crisis, un estado transitorio que dificulta la capacidad de respuesta y provoca una serie de reacciones emocionales como llanto, agresión, hiperventilación, ansiedad, entre otras.

Las siguientes pautas están basadas en el modelo de primeros auxilios emocionales y se han adecuado para su aplicación en contextos escolares. Los objetivos de esta estrategia son 3, a saber:1) Brindar alivio emocional inmediato, 2) facilitar la adaptación y 3) prevenir el desarrollo de psicopatología.

ACERCAMIENTO INICIAL

• Identificar la situación de crisis.

• Pedir ayuda (a un estudiante o personal) SIN dejar solo(a) a quien está en crisis para que avisen al Orientador Educativo, a la coordinación y/o dirección.

• Siempre quédate con él/ella.

• Si tiene algún objeto con el que pueda hacer o hacerse daño, es mejor no acercarse.

• Revisa tu estado emocional. Mantén la calma.

ESCUCHA ACTIVA

• No minimizar el sufrimiento (creyendo que es manipulación o chantaje).

• No utilizar frases como “no pasa nada…”, “échale ganas”, etc. (que lleven a desvalorizar el sentimiento).

• Ante la falta de ideas, solo escucha.

• Comprende cómo se está sintiendo.

• Llámale por su nombre.

• Dile tu nombre (en caso de no conocerse).

• Espera pacientemente a que responda.

• No le infantilices o regañes.

• Evita discutir o tratar de convencerle.

VOLVIENDO A LA CALMA

·         Ofrezca técnica de respiración o relajación y aplíquela por algunos minutos. En los puntos siguientes se describen dos técnicas.

• Guiar al estudiante a respirar profundamente: inhalar en 4 tiempos, sostener el aire en 4 tiempos y exhalar en 4 tiempos.

• Hacer el movimiento de la mariposa con tus manos y dar ligeros golpes con las palmas entre pecho y hombro a la par que le pides que siga tu ritmo.

CATEGORIZACIÓN DE NECESIDADES

·         Ayuda al alumno a que identifique y ordene necesidades básicas

• Comprometerte solo con lo que realmente puedas cumplir.

• En la medida de lo posible intenta dialogar sobre lo que necesita, puedes preguntar ¿en qué te puedo ayudar? en caso de que no lo pueda decir le puedes dar opciones como: caminar, tomar agua, hablar, dibujar, entre otras.

• Ayudar al alumno a ordenar por orden de urgencia sus necesidades.

DERIVACIÓN

• Derivar al estudiante con Orientación Educativa o Coordinación en ese momento y asegurarse de que se inicie el contacto.

Conclusiones 

Hasta aquí se han abordado planteamientos con respecto a cómo acompañar emocionalmente a los alumnos en el escenario de la pandemia por coronavirus. Se advierte que las pautas sugeridas requieren de la adaptación a las necesidades propias del centro escolar en donde se pretenda aplicar y de la práctica constante para  dominar las habilidades.


Bibliografía


Bisquerra, Rafael (2019) EDUCACIÓN EMOCIONAL. Propuestas para educadores y familias

Brooks, S.; Webster, R; Smith, L; Woodland, L.; Wessely, S.; Greenberg, N.; James, G. (2020) The psychological impact of quarantine and how to reduce it: rapid review of the evidence. www.thelancet.com Vol 395 March 14, 2020. London, UK.

Cortés, P. y Figueroa, R (2015) Manual ABCDE para la aplicación de Primeros Auxilios Psicológicos. Cigiden

García, Felipe (2013) Trauma y crecimiento: una propuesta de intervención en “Terapia sistémica breve: fundamentos y aplicaciones”. RIL editores. Santiago de Chile.

García, Felipe (2017) Terapia breve de la experiencia traumática: recuperación y reconstrucción en “Técnicas efectivas de hipnosis clínica y terapia sistémica breve: estudio de casos”. UANL. Monterrey


lunes, 16 de agosto de 2021

El TDAH en cinco puntos

 



En esta entrada se presentan “Cinco puntos sobre el TDAH”. Esta conferencia fue impartida por Mauricio Leija* en la Universidad Marista de Guadalajara el 23 de noviembre del 2020. El evento formó parte de la 2da Jornada de Salud Mental "La Red"

 En la disertación se abordan 5 preguntas clave para entender el Trastorno por Déficit de Atencion e Hiperactividad: ¿Qué es?, ¿Qué tan frecuente es?, ¿Cuál es su causa?, ¿Cómo se diagnostica? y ¿Cuál es su tratamiento?.   






*Mauricio Leija es paidopsiquiatra. Tiene el cargo  de Representante en el Estado de Jalisco  de la Asociación Mexicana de Psiquiatría Infantil A.C. (AMPI).  Es profesor de la maestría en Psicoterapia Sistémica en el Instituto Bateson de Psicoterapia Sistémica. Es conferencista nacional e internacional. Ha participado con ponencias sobre neurodesarrollo y otros temas de salud mental en congresos realizados en México, Europa y Latinoamérica. Es autor y coautor de diversos trabajos de investigación los cuales han sido publicados en revistas y libros especializados.

martes, 6 de julio de 2021

La resiliencia en los alumnos



Mucho se ha hablado acerca de la resiliencia como la capacidad que tenemos las personas de afrontar la adversidad y salir fortalecidas de ella. Sin embargo, en muchas ocasiones es difícil llevar este concepto abstracto al terreno práctico. Cynthia Quintero nos ayuda en esta empresa al brindar algunas pautas para la promoción del desarrollo de resiliencia en los alumnos que acompañamos. El podcast al que pertenece este capítulo se llama Camino a la resiliencia y lo encuentras en la plataforma de Spotify.     










lunes, 17 de mayo de 2021

Normas y disciplina para una convivencia armónica en casa y en la escuela

 



 Por Germán Ríos Morfín*

 

  La disciplina y las normas pueden facilitar el aprendizaje y desarrollo en la escuela y sentar las bases de seguridad en la familia. En este escrito hablaremos de estos dos escenarios socialmente significativos, junto con una reflexión sobre la convivencia y con algunas conclusiones que sean de ayuda para las personas que llevan la responsabilidad y demanda social de formar y acompañar a adolescentes y jóvenes.

 

La convivencia y las normas

 

  Somos seres sociales y necesitamos de los otros para poder ser plenos en nuestra vida. En la realización personal, sin los otros no tienen sentido los logros. Ya lo mencionaba Cristopher McCandless en la película “Into the wild” (Penn 2007), cuando al final de su búsqueda de libertad, en la soledad, se da cuenta que la felicidad sólo es valiosa cuando es compartida.

 

  Para los adolescentes y jóvenes es necesario aprender a colaborar con otras personas. Usualmente tienen que lograr un intercambio de ideas, sentires y en un futuro hasta asociaciones económicas que les traigan un beneficio y les genere bienestar. Esto se verá influido en algún momento por las dinámicas con las cuales aprendieron a convivir con las normas desde casa y en la escuela.

 

  En ambos escenarios delegamos nuestras esperanzas de un mundo mejor y en ocasiones podemos exigir asuntos que no son responsabilidad de ese escenario u organización. Lo ideal es que haya colaboración entre en estos dos y se ajusten las expectativas para lograr un ambiente saludable, que favorezca el aprendizaje y desarrollo (Dowling E & Osborne E 1996).

 

Disciplina en la escuela

 

Curwin y Mendler (2003) generan una propuesta para trabajar en la escuela de una manera preventiva de mala conducta, no autoritaria, que permita tener ambientes óptimos para el aprendizaje, revalorando las normas en un sentido positivo. Una de sus sugerencias es hacer acuerdos con los alumnos (contratos sociales) y con ello evitar que el ambiente en clases sólo dependa del profesor. Por ejemplo, al iniciar el curso se dialoga con los estudiantes, ellos proponen algunas normas que les parezcan importantes para poder aprender, el profesor confirma y se guía durante el curso con estos acuerdos. Pueden incluir consecuencias particulares como una clase de convivencia si se cumplen ciertos objetivos en la clase (siempre y cuando la institución lo permita[1]).

 

  Al hablar de los profesores (Curwin y Mendler 2003), indican que deben cuidar su desgaste y analizar los modos como aplican las normas, procurando un balance y claridad entre lo que se espera de los alumnos y la forma como se expresa. Si se es demasiado duro, se pierde de vista el aprendizaje y se teme a la consecuencia. Si se busca ser demasiado cercano, los alumnos generan un trato de “amigo” y menosprecian los contenidos o habilidades a desarrollar.

 

  Además, los docentes llegan a hacer comentarios o acciones poco efectivas que mantienen una resistencia para el trabajo en su materia o una lucha de poder, generando una competencia por el mandato en el salón con los alumnos. Para resolver estas tensiones que pudieran surgir hay que cuidar la confianza con el equipo administrativo[2] o algún otro profesional que les permita analizar sus modos de actuar y lograr acciones centradas en el logro de las habilidades de la materia, así como atender las frustraciones o malestares personales, no relacionados directamente con la enseñanza.

 

  Una vez lograda esta ubicación de los propios modos de proceder, podemos tomar la propuesta de Schmill (2008) para intentar nuevas formas de llevar las normas de manera asertiva o evaluar las que son exitosas y ver si se ajustan a estas ideas, que se basa en 5 puntos: ser claros (definir que se quiere más allá de dar explicaciones), concretos (enfocarse en comportamientos definidos, en cierto lugar y forma), concisos (decirlo en pocas palabras), cumplidos (al no seguir el acuerdo o norma aplicar una consecuencia relacionada con la falta), consistentes con las reglas (mantener la misma norma y consecuencia a través del tiempo).

 

   Es importante tomar en cuenta que hay cierto porcentaje de alumnos que serán disruptivos a pesar de los acuerdos o formas asertivas de comunicación. Se pueden tomar otras herramientas para estos casos complicados como el dejar pasar la provocación (apodos, ignorancia o gestos de descalificación hacía la autoridad); evitar la lucha de poder y en su lugar reflexionar con la persona al margen del grupo; dialogar junto con otro profesor sobre el conflicto y en ocasiones hasta tener la posibilidad de “jugar” con la idea o conducta “descalificadora” (Por ejemplo, si te critican por tu forma de vestir, trata de reírte de ti mismo(a):  “si, nunca ha sido lo mío la moda, me quedé en los ochentas” y seguir con el tema del día) (Curwin & Mendler 2003).

 

Normas en casa

 

  La familia responde a diferentes retos como las demandas de cierto estilo de vida o la presión por alcanzar estándares lejanos de sus necesidades que pueden hacer complicado estar presentes. También, en ocasiones es complicada la buena convivencia ya que no solo depende de la forma como se llevan las reglas e instrucciones sino del ambiente en casa. Por ejemplo, los secretos, así como las tensiones en las parejas (Fishman 1990), generan interacciones que llevan a vivir malestar en los hijos que muestran a través de síntomas o acciones rebeldes. En caso de estar en una crisis o con una relación desgastada (descalificaciones, agresiones e inclusive violencia) es importante acudir a pedir ayuda con un profesional que los lleve a entender y resolver las tensiones de manera constructiva.

 

   En sentido positivo, las familias pueden generar un espacio con riqueza afectiva y de respeto según las etapas y capacidades de cada uno de los integrantes. Estas dinámicas constructivas podemos pensar que son el ejemplo de la armonía y el amor que habita en este mundo.

 

  Para iniciar respecto al manejo de reglas en el hogar, debemos de reflexionar en una manera constructiva de ejercer la autoridad, evitar la culpa y en su lugar ser asertivos siguiendo las mismas 5 condiciones mencionadas previamente de Schmill (2008): Concretos, concisos, cumplidos, claros, consistentes. Por ejemplo: cuando tu hija no sigue alguna norma en casa como dormir a las 9 de la noche, se pudiera hablar con ella de la siguiente manera: Hija, el dormir a tus horas es bueno para tu salud y ayuda a que aprendas mejor. “Si no te vas a tu cama a descansar, me quedaré contigo hasta que me entregues tu tablet…” (pasan de las 9 de la noche y se sienta usted a su lado o en su cuarto esperando a que le entregue el aparato). Si reincide, se vuelve a repetir la misma idea y se procura la misma consecuencia centrada en el sentido del descanso. (Hay que tener una autobservación y actitud reflexiva para que esto tenga sentido. En caso de tener complicaciones para el logro de la buena convivencia, habrá que preguntarse ¿Qué puedo hacer yo diferente? Si no puede hacerse esta pregunta o percibe que ya no hay nada que hacer y tiene poca paciencia con su hijo o hija; es probable que necesite de asesoría profesional).

 

  Además, puedes experimentar con diferentes acuerdos con tus hijos.  Puedes iniciar con un par de actividades que es importante que ellos hagan, anotar las consecuencias y que ellos las conozcan. No necesariamente tienes que premiar todos sus logros, pero si reconocer cuando están hechas sus responsabilidades (Dowling E & Osborne E 1996).  (Habrá que procurar priorizar las actividades más importantes. Si se quiere que se haga lo que no se ha hecho de un día para otro, pudiera ser parte del problema y no una solución).

 

  En casos extremos de comportamiento disruptivo, cuando los hijos son violentos o agresivos, los papás dudan en la forma de proceder.  Se sienten apenados o culpables por las reacciones de ellos o ellas y evitan comentarlo con los demás (Omer 2017). Buscan culpables fuera de su núcleo familiar y pasan de tener actitudes hostiles a negligentes sin poder quedarse en una propuesta asertiva (Schmill 2008).

 

  Para responder ante estas condiciones violentas pueden tomar las propuestas de la resistencia pacífica de Haim Omer (2016)[3]. Uno de sus principales objetivos es evitar responder ante las provocaciones que generan lucha de poder o interacciones agresivas (físicas, verbales u otras). Menciona varias ideas y comparto dos de ellas que me parecen fundamentales:  la primera es hablar de este tema con alguien de confianza (amigo o amiga de los padres de familia, el tío o tía de confianza, algún entrenador o profesor cercano, etc.) y si se presenta la amenaza del hijo o la hija contactar en ese momento al apoyo que hayas elegido para que ayude(n) a resolver la situación conflictiva, les permita mediar y escuchar las necesidades de él o ella. La segunda es evitar el control y apostarle a la presencia, que su hijo o hija tenga claro que hay un papá, mamá o autoridad cercana que no se va a alejar y no pretende obligar o controlar sino llegar a una sana convivencia, procurando demostrar el afecto de manera sorpresiva (hacerle su comida favorita, expresar cariño sin esperar una respuesta, saludarlo o saludarla de manera cariñosa, aunque no quiera responder, etc.).

 

Conclusión

 

  En un inicio las actitudes autoritarias parecen tentadoras: las provocaciones de alumnos en las interacciones del día a día nos pueden sacar de nuestro centro o equilibrio emocional (Curwin & Mendler 2003). Lo importante es retomar el sentido de la interacción, reflexionar sobre nuestro hacer, no solo sobre los otros, e inclusive incluir un cuestionamiento o toma de conciencia de nuestra escala de valores[4] (Schmill 2008).

 

  Además, podemos cometer errores en el manejo de la disciplina o en el logro de los aprendizajes o las bases de la formación de los adolescentes y jóvenes.  Esto se puede dar por ignorancia o falta de conocimiento de acciones eficientes aprendidas desde nuestras familias de origen. Hay que tomar la responsabilidad de cambiarlas o reaprender nuevas formas de manejarnos como autoridad (no se sabe plantear un objetivo de trabajo, se procuran dinámicas ambiguas o agresivas). Lo que es relevante es hacer una pausa y ver cómo estamos frente a este tema.

 

  Así, podemos pensar que la exigencia del buen comportamiento no depende del control o los castigos que infundan miedo. Tampoco podemos ser rígidos o permisivos en cuanto las formas de relación con la autoridad habiendo tantas necesidades o motivaciones no dichas o por descubrir con los adolescentes y jóvenes, sino tomar el reto de ser autoridades conscientes y humanamente responsables. Hay que saber reconocer que uno necesita seguir aprendiendo, pensar que estamos en un contexto complejo y que las “agresiones o malos modos” no son contra nuestra persona, aunque así pudieran parecer, sino que son parte de las carencias o conflictos que hay que tratar de manejar con compasión y con amor.




* Germán Ríos Morfín, es psicólogo y terapeuta familiar, actualmente se desempeña como coordinador académico en el bachillerato Pedro Arrupe, docente en la Universidad Marista de Guadalajara y terapeuta clínico. Para conocer más su trabajo: Supervisión de la práctica en psicoterapia

 


Referencias

 

            Curwin R y Mendler A (2003) “Disciplina con dignidad”, México: ITESO

            Dowling E & Osborne E (1996) “Familia y Escuela. Una aproximación conjunta y sistémica a los problemas infantiles”. España: Paidós

            Fishman H (1990), “Tratamiento de adolescentes con problemas. Un enfoque de terapia familiar”. España: Paidós

             Omer, H (2017), “Resistencia pacífica: nuevo método de intervención con hijos violentos y autodestructivos”. Madrid: Morata

            Penn, S (Director). (2007) In to the Wild. Paramount Vintage

            Schmill V (2008) “Disciplina inteligente en la escuela”, México: Producciones Educación Aplicada S. de R.L. de C.V.



[1] En algunas instituciones lograr este cambio requiere un proceso paulatino, en otras el contexto supera el ideal y se toman algunas medidas estrictas que no siempre van de acuerdo con la necesidad de los estudiantes de ser escuchados

 

[2] El ideal de apoyo se debe de dar en la misma escuela. En ocasiones las organizaciones no han podido establecer esta confianza por conflictos internos que se deben de tratar desde otra óptica no establecida en este escrito.

[3] En este escrito se menciona de manera sencilla esta propuesta para dar una nueva perspectiva que pueda disminuir el conflicto. Suele ser necesario un proceso más complejo.

[4] En ciertas situaciones la base del conflicto, cuando se tienen que mediar las normas y consecuencias en casa y las escuelas, se basa en el contraste entre las escalas de valores de las personas o las personas y las instituciones.