viernes, 11 de febrero de 2022

Engarce: un poema dedicado a las maestras

 



ENGARCE


a Silvio Rodríguez



La mano que lleva a un niño de la mano, lleva una llave
enciende el fuego al tacto, un sueño y una noche que

niega la hondonada, una en

la otra se aprende a caminar, a respirar.

Y va enlazada a un ramo.

 

La mano que ha plantado una mano en la suya siente

hundirse un aliento en el agua del día, da confianza de 

manos abrazadas, como el lugar donde se abre lo por decir,

lo por llegar. Y el que conduce es conducido.

 

La mano que lleva a un niño de la mano da un cuenco un

viento en ese cuenco y un viaje en ese viento donde

estallan banderas de colores y

bestias fabulosas comparten un camino

que comienza en un sitio de manos abrazadas.

 

La mano que lleva un niño de la mano fue a la cita en un lugar de

robustas memorias donde la mano que traga saliva era 

recuperada de la soledad.

Una en la otra. 

La mano que lleva a un niño de la mano no retrocede nunca.

 

Jorge Boccanera