lunes, 12 de junio de 2023

Asco o desagrado como emoción

 


Asco o desagrado como emoción: apuntes para un proyecto de acompañamiento emocional en la escuela  



Viene el asco acompañado

de rechazo y desagrado.

Te hace apartar, vigilante,

todo lo que es repugnante.

                                Carmen Gil

 

¿Es, acaso, la más olvidada de las emociones? Al lado de las populares como felicidad, miedo, tristeza y enojo, el asco no figura en el top de las favoritas. Parecería que hasta los científicos le hacen el fuchi: todavía no hay suficientes estudios y prevalecen numerosas incógnitas al respecto. Esta entrada aborda el tema del asco o desagrado como emoción sin pretender hacerlo de forma exhaustiva. Lo interesante es que se ha escrito a 5 voces: la del autor y (de mayor relevancia) las de 4 niños y niñas de segundo de primaria.       

 

¿Qué es el asco o el desagrado?

 

“Es cuando no te gusta algo y haces cara como de ¡ay dios! ¡Guácala!” TERE, 8 años 

“Es cuando no te gusta un niño o algo” NICOLÁS, 7 años 

“Es cuando algo no te gusta y es muy feo y quieres vomitar” PAULA, 8 años 

“No la conozco” JAVIER, 8 años  

 

El asco es una emoción básica y universal, es un conjunto de respuestas químicas y neuronales ante un estímulo desagradable o repugnante. Las cosas más comunes que suelen causar esta emoción son: alimentos en mal estado (podridos), alimentos desagradables, la falta de higiene, olores fuertes, fluidos corporales de otras personas o animales (esputos, sudor, sangre, orina, excrementos) algunos animales como las ratas, etc.

 

¿Cuándo has sentido asco o desagrado?

 

“Un día en mi casa fui a la cocina y salió una cucaracha y yo ¡guac!... También otro día había una fruta podrida que olía muy feo… de hecho me da asco la papaya y el mango… no me gustan, de solo olerlo ¡guac!” TERE, 

“En mi taller conocí a un niño que se veía muy rudo, yo creí que me iba a golpear y me dio desagrado... y de la comida me da asco el guacamole… si me dan una tostada de guacamole no me la como.”  NICOLÁS

“Ayer tuve una clase de inglés y un niño dijo que no le gustaban las bananas y yo recordé que a mí tampoco me gustan las bananas: me dan asco…Otra vez me dijo un amigo que se pica la nariz y yo lo imaginé picándose la nariz y me desagradó” PAULA

“Antes me gustaba el pescado empanizado, pero ya no… bueno no todo el pescado, sólo me desagrada la parte de en medio…lo que si me da asco es el espagueti verde. Cuando lo probé me dieron ganas de vomitar” JAVIER  

 

La emoción de desagrado tiene un componente fisiológico: se arruga la nariz y los labios superiores se elevan, las comisuras descienden, la lengua sale ligeramente de la boca, se experimentan náuseas, vómitos, sudores, descenso de la presión sanguínea y en ocasiones desmayos.

 

Sin embargo, el asco tiene también un componente psicológico. Se asocia a la ansiedad, necesidad de escapar o de huir, repugnancia, etc. Además, suele aliarse con formas de rechazo tales como el odio, el rencor, el desprecio o la indiferencia.

 

¿Qué función tiene la emoción del asco o desagrado?

 

“Para distinguir los alimentos que están mal… sino (tuviéramos la emoción del desagrado) seriamos como unas cucarachas que se comen todo, hasta lo podrido” TERE

“Sirve para no comer cosas que no nos gustan” NICOLÁS

“El desagrado te recuerda que algo ya lo probaste y de plano no te gustó” PAULA

“Yo creo que no sirve para nada” JAVIER

 

El asco tiene una función de supervivencia. Se experimenta asco ante estímulos que pueden ser peligrosos y comprometen la salud: alimentos en descomposición, falta de higiene, olores fuertes, fluidos corporales y algunos animales que pueden transmitir enfermedades. A nivel moral, valores deteriorados, comportamientos abominables o relaciones aborrecibles.

 

Según Gil (2008) “el asco es nuestro límite, nos señala la frontera hasta donde podemos llegar sin peligro alguno, pero también es nuestra posibilidad, la posibilidad de ver de qué están hechos los supuestos políticos y los dispositivos de control social con los que echamos a andar nuestra subjetividad”.

 

¿Qué te ayuda a afrontar mejor la emoción del asco o desagrado?

 

“Lo que hago cuando me da asco es correr” TERE

“Cuando algo me da asco me voy a otro lugar, me enojo y hago cosas para distraerme como dibujar o ver la tele… Si me dan una tostada de guacamole la tiro… no te creas: se la doy a mi hermano que el si es guacamolero” NICOLÁS

“Me calmo y pienso en algo que si me gusta. Pienso en una dona de chocolate o algo que me agrade mucho… Cuando me desagrada algo que hace una persona, por ejemplo, que tire basura, le digo que eso no está bien y que hay que cuidar al planeta” PAULA   

“Tomar un poco de agua” JAVIER

 

A manera de conclusión, se enumeran algunas de las cosas que podrían hacerse para afrontar al asco:

 

-       Entender lo que es el asco y cuáles son sus mecanismos.

-       Aceptar que lo que se evita puede ser importante

-       Respirar profundamente y relajarse

-       Exposición gradual al estímulo aversivo

-       Reflexionar sobre el componente moral y cultural de la repugnancia

-       Promover la educación emocional, es decir, identificar, nombrar, validar y canalizar adecuadamente las emociones. 

 

Referencias  

 

Gil, A. (1999). “Aproximación a una teoría de la afectividad”. Tesis doctoral. Departament de Psicología de la Salut i Psicología Social, Universitat Autònoma de Barcelona, ISBN 84-490-1844-7.

León, E. A. (2014). El asco: Una emoción entre naturaleza y cultura. Saga – Revista de Estudiantes de Filosofía15(26), 21–39. https://revistas.unal.edu.co/index.php/saga/article/view/45560

Miller, W. (1997) Anatomía del asco. Grupo Santillana ediciones.

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