El brote de la enfermedad por Coronavirus ha llevado
a muchos países a implementar medidas de distanciamiento social para mitigar el
contagio de esta enfermedad. La mayoría de las familias han quedado en cuarentena y los alumnos toman sus clases en línea con el acompañamiento
de sus padres o tutores.
Este distanciamiento
social ha significado para los alumnos y sus padres, además de una separación y
restricción del movimiento, un cambio abrupto de las actividades familiares y una fuente importante de estrés en todos los
miembros de la familia.
En esta entrada se
revisa el impacto psicológico de las medidas de distanciamiento social seguidas
de 5 pautas para mitigar sus efectos negativos a partir de la activación de los procesos y
capacidades propias de las familias. Basadas en un modelo de resiliencia familiar, estas pautas tienen el propósito de funcionar como recomendaciones
para los agentes educativos que acompañan al alumno en el emergente escenario de la educación a distancia.
Impacto psicológico del distanciamiento
social
En una revisión rápida de la evidencia del impacto
psicológico de la cuarentena, Broocks, S. y otros (2020) reportan agotamiento,
aislamiento, ansiedad, irritabilidad, insomnio, poca concentración e
indecisión, deterioro del desempeño laboral y renuencia a trabajar como efecto de la cuarentena experimentada por las personas en regiones con emergencia
sanitaria.
Los principales estresores por aislamiento social son:
Duración de la cuarentena y la incertidumbre
A mayor duración del tiempo de cuarentena mayor
es el efecto psicológico. La falta de certezas y de respuestas a preguntas como
“¿Hasta cuándo?”, “¿Qué día es?”, “¿Qué más puedo hacer para protegerme y
proteger a mi familia?” impactan negativamente en la estabilidad emocional de
las personas.
Miedo a la infección
Temores sobre la salud propia o
miedo a infectar o a que los miembros de la familia se infecten, sobre todo si
forman parte de la población con mayor riesgo de contagio o de complicaciones.
Además de la preocupación excesiva por la posibilidad de contagiarse, pueden
presentarse pensamientos obsesivos acerca de señales de malestar corporal o
compulsiones para afrontar la ansiedad.
Frustración y aburrimiento
La pérdida de la rutina
habitual y la reducción de la vida social y el contacto físico con otros se muestra
con frecuencia como causa de aburrimiento, frustración y una sensación de
aislamiento del resto del mundo que genera angustia.
Suministros insuficientes
No contar con los suministros
básicos adecuados (por ejemplo, comida, agua, ropa, alojamiento o servicios de
salud) durante la cuarentena representa una fuente de frustración. Además,
debido al cese de las actividades económicas no esenciales para mitigar el
contagio, un elemento importante a considerar es la preocupación por las
finanzas familiares.
Desinformación
Otra fuente importante de estrés resulta de la falta de
claridad en las pautas sobre acciones a tomar y confusión sobre el propósito de
la cuarentena. Existe importante evidencia acerca del impacto negativo que representan las diferencias en estilo, enfoque y contenido de los
mensajes de salud pública debido a la falta de coordinación entre los múltiples
niveles de gobierno involucrados. Suman a la desinformación y confusión la viralización
de noticias falsas o alarmistas en redes sociales.
Brooks, S. y otros (2020) concluyen que el uso
exitoso de la cuarentena como medida de salud pública exige reducir, en la
medida de lo posible, los efectos negativos asociados con la medida sanitaria.
La evidencia indica que existen factores que contribuyen a mitigar el efecto
psicológico del aislamiento social:
•
Duración breve de la cuarentena (lo mínimo indispensable)
•
Información confiable
•
Suministros básicos (administración
de las finanzas familiares)
•
Reducir el
aburrimiento
•
Fomentar conductas de
altruismo vs conductas de compulsión
Orientación
familiar para el acompañamiento de los alumnos en tiempos de coronavirus
La emergencia sanitaria ha obligado el cierre de las
escuelas y a dar continuidad al ciclo escolar a través de la educación a
distancia. Esto ha significado un cambio
abrupto de las actividades familiares, padres y tutores en roles educativos
(con poca habilidad) en un momento en que sus funciones parentales son bajas por
el estrés experimentado por la pandemia.
Sin embargo, la familia puede considerarse como una
fuente potencial de resiliencia, esto es, como un recurso para afrontar este periodo
crítico. Walsh (2012) afirma que existen procesos y capacidades familiares que
moderan el estrés y posibilitan a las familias afrontar las dificultades
prolongadas, dejar atrás las situaciones de crisis y salir fortalecidos de
ellas. Estos procesos reciben el nombre de resiliencia familiar.
A partir del concepto de resiliencia familiar, Walsh
(2012) ha desarrollado un modelo para reconocer y estimular estos procesos y
capacidades en las familias. El modelo, propuesto por esta autora, se basa
en dos presupuestos elementales: 1) vivimos en una época en que los hogares se
ven sacudidos por el estrés y la incertidumbre derivado de sustantivos cambios
económicos y sociales y 2) Todas las familias tienen potencial para la recuperación,
reparación y el crecimiento.
A continuación, se presentan 5 pautas para fortalecer
las capacidades de las familias para dominar la adversidad en este tiempo de
cuarentena.
Pautas para el fortaleciendo
la resiliencia familiar
1)
Ayuda a los miembros
a elaborar una evaluación del estrés y de las pautas de superación que
presentan como familia.
Se recomienda que los miembros de la familia sean
capaces de responder a las preguntas “¿De qué tamaño es la crisis por la que
estamos atravesando?” y “¿Qué características tiene?” Para ello, resulta útil que
busquen información confiable acerca de la pandemia y sus implicaciones, así como
identificar y evitar noticias falsas y alarmistas. Contar con información sobre
los efectos de la cuarentena en los niños ayudará a los padres a prever
dificultades en la conducta de los hijos.
Además, se sugiere que los miembros puedan identificar
sus recursos y fortalezas. Responder a las preguntas “¿Qué otras situaciones
difíciles, tal vez parecidas a ésta, hemos superado como familia?” y “¿Cómo lo
logramos?” puede no sólo contribuir a que den cuenta de sus recursos, sino motivar a utilizarlos
en estos momentos.
2) Ayuda a dotar de sentido
a la crisis por la epidemia.
Explicar a los miembros más pequeños lo que está
pasando y lo que va a ocurrir en esta etapa facilita organizar su experiencia y
construir una narrativa que les brinde seguridad. Se recomienda que esta explicación se realice
considerando la etapa de desarrollo en la que se encuentran los hijos. Utilizar,
por ejemplo, un lenguaje infantil y lúdico a través del empleo de dibujos,
cuentos o actividades recreativas.
Por otro lado, responder a las preguntas acerca de “¿Qué
cosas buenas ha traído esta crisis?” o “¿Qué aprendizaje valioso podría brindarnos esta situación difícil?” puede motivar a los miembros de la familia a aprovechar
las oportunidades en medio de la crisis. Las familias podrán encontrar en la
adversidad la coyuntura ideal para practicar nuevas habilidades, fomentar
conductas deseables, conocer mejor a los hijos y volverse a conectar con ellos a
un nivel afectivo.
3) Ayuda a normalizar la angustia familiar.
Es importante ayudar a la familia a ver que los
comportamientos y las emociones que experimentan los miembros de la familia son
comunes en situaciones como las que se están viviendo.
Esta normalización, además de disminuir la angustia,
permitirá a los miembros de la familia anticiparse a las emociones y poderlas
canalizar de manera adecuada. Los padres representan un modelo para los hijos
en este proceso de regulación emocional.
Además, se puede motivar a los pequeños a
identificar sus emociones, ponerle un nombre a lo que sienten y expresarlo a
través de mecanismos adaptativos.
4) Ayuda a los miembros a recuperar,
afirmar y construir recursos.
Elogiar lo que los miembros de la familia hacen que
contribuye a promover un buen afrontamiento de la adversidad representa una buena pauta para centrarse en los aspectos
positivos y dar cuenta de los recursos disponibles por la familia. A demás, dar
crédito a lo que hacen bien los pequeños, los motivará a que repitan las
conductas.
Se sugiere a los miembros de la familia buscar la
intención positiva en la conducta de los demás en lugar de atribuirlo a mala
voluntad. Esto permite a los padres, por ejemplo, un análisis empático del
comportamiento de los hijos y moderar sus reacciones.
Los padres pueden encontrar útil sacar a la luz éxitos
pasados y áreas de competencia en los hijos, respondiendo a las preguntas “¿Qué
habilidades y cualidades que tiene mi hijo van a ayudar en esta cuarentena?” y “¿Qué
talentos de mi hijo jugarán a su favor y al de la familia?”
Como se ha mencionado, uno de los recursos más
importantes para hacer frente a la adversidad se encuentra en la familia misma, es decir en
las interacciones entre sus miembros. Destinar un tiempo de calidad con los
hijos en medio de la crisis ayuda a mejorar la relación, limar asperezas y establecer
una conexión afectiva importante. Destinar
“5 minutos de oro molido”, es decir un momento al margen de los regaños,
exigencias, sermones y castigos puede ser suficiente para mejorar en breve
tiempo las relaciones familiares.
Además de poner en práctica los recursos y capacidades
con las que ya cuentan, los miembros de la familia movidos por las exigencias
de la crisis, requerirán aprender nuevas habilidades. Destinar “5 minutos de
entrenamiento” para ensayar y enseñar habilidades a los pequeños (relajación,
autocontrol, regulación emocional, habilidades sociales, ayudar a los demás, etc.)
puede ser un primer paso para ampliar el repertorio de capacidades de cada uno de los miembros de familia.
5) Ayuda a los miembros a adoptar un enfoque
positivo orientado al futuro
Estimular a los miembros de la familia a pasar de
las quejas a los objetivos puede resultar útil en tiempo de crisis. Los padres
pueden convocar a reuniones con todos los miembros para elaborar de manera
conjunta un plan familiar para enfrentar la cuarentena, establecer una rutina y
lograr acuerdos sobre aspectos importantes a tomar en cuenta en el hogar.
Se sugiere que los miembros adultos inspiren
esperanza y optimismo a los miembros más vulnerables. Para ello, resulta útil dar
el mensaje de que esta situación que viven es pasajera y que en algún momento volverán
a la normalidad.
Celebrar los logros conjuntos y promover el agradecimiento
son maneras de lograr un enfoque positivo en el hogar. Los padres pueden
plantear “pequeños retos” que los hijos logren superar durante el día, revisarlos
en la noche y celebrar sus esfuerzos. Para promover agradecimiento, los
miembros de la familia pueden plantearse dos sencillas preguntas antes de irse
a acostar: 1) ¿Qué pequeña cosa hice hoy por la que me siento satisfecho? y 2) ¿Qué
pequeña cosa ha hecho alguien conmigo o por mí, de la que estoy agradecido?
En situaciones adversas, como la actual, diversos
factores escaparán del control de los miembros de la familia. Por ello, es importante ayudar a la familia a
aceptar las limitaciones humanas y aprender a ser flexible con respecto a las
exigencias y algunas actividades. Los padres pueden ceder en lo secundario,
mientras se mantienen firmes en lo importante con un sencillo ejercicio:
enlistar los comportamientos indeseables y clasifícarlos en dos grupos. El
primero representarán todas aquellas conductas que son prioritarias y no
negociables. En el segundo grupo se incluirán las conductas que son secundarias
y que por ende pueden ser puestas en la mesa de negociación.
Conclusiones
Hasta aquí se han presentado diversas pautas para el
fortalecimiento de la resiliencia familiar en el periodo de emergencia sanitaria.
Las pautas se proponen ser de utilidad para guiar la orientación familiar a fin
de asegurar el acompañamiento de los alumnos. Además, las pautas funcionan como
recomendaciones para los padres de familia interesados en ponerlas en práctica.
Fuentes:
.Brooks, S.; Webster, R; Smith, L; Woodland, L.; Wessely, S.; Greenberg,
N.; James, G. (2020) The
psychological impact of quarantine and how to reduce it: rapid review of the
evidence. www.thelancet.com Vol 395
March 14, 2020. London, UK.
Domínguez, Jorge
(2008) Preparando a los hijos para el éxito. Editorial Cree-Ser. Monterrey
Walsh, Froma (2012) Resiliencia familiar. Estrategias para su fortalecimiento. Amorrortu. Buenos Aíres.