“Si quieres trabajadores creativos,
dales tiempo suficiente para jugar”
John Clesee
En esta entrada se reflexiona sobre el recreo escolar y su importancia en proceso de aprendizaje en la educación temprana y primaria. Se parte de una definición y de una clasificación de los tipos de recreo para continuar con la descripción de las diferentes dimensiones de este valioso espacio de aprendizaje. Al final, se comparten algunas ideas para que padres de familia acompañen al alumno en el desarrollo de conductas que faciliten su integración al contexto de recreo.
Todo
niño a su paso por la escuela aprende pronto que el patio de recreo es la
antítesis del aula escolar: En el salón de clases existen metas específicas a
lograr, es un espacio cerrado y el control es casi total. En el recreo, en
cambio, se puede decidir a qué y con quién jugar, se realiza en un espacio
abierto donde el control es desplazado por la libertad, el esparcimiento y la
diversión.
Pero
¿Qué es el recreo escolar? Gómez (1995) lo define como el “lapso de tiempo en
el cual los escolares realizan espontáneamente actividades recreativas por
gusto y voluntad propia y que merecen una esmerada atención por parte de los
maestros de la institución”.
Gaelzer
(1972) nos ofrece una, ya clásica, clasificación de los tipos de recreo en el
contexto escolar:
1. Recreo dirigido: Los maestros con sus alumnos realizan juegos
previamente seleccionados con n objetivo específico y en beneficio del alumno.
2. Recreo orientado: El patio está dividido con actividades
varias: deportivas, lúdicas y artísticas. El alumno tiene la posibilidad de
escoger las actividades a realizar. El maestro solo lo motiva y orienta.
3. Recreo supervisado: El alumno actúa espontáneamente. El
maestro sólo supervisa que en el tiempo de recreo prevalezca el respeto y as
actividades contribuyan a la conservación del placer, la armonía, la
creatividad y el desarrollo físico y mental de los alumnos.
El
recreo constituye una forma de expresión y por ende debe ser el espacio adecuado
para que los alumnos puedan desarrollar diferentes tipos de actividades. A
continuación, se describen algunos de las dimensiones (Pérez y Collazos, 2007)
más importantes de este espacio de aprendizaje:
1) El placer. El niño encuentra en la aventura física un
estado emocional que lo traslada anímicamente enfrentar nuevos retos
2) Expresión de
comulación de energía. La energía reprimida en el aula se manifiesta en el
patio libremente.
3) Afrontamiento de la ansiedad. El sometimiento de largas
horas de estudio en las aulas produce en los pequeños un estado de ansiedad o
inestabilidad que solo es normalizada durante el desarrollo del recreo. Las
actividades lúdicas pueden ayudarles a retomar el control de sus preocupaciones.
4) Adquisición de experiencia. A través de las actividades
físicas en el recreo se logran diferentes tipos de experiencias gracias a los
juegos y juguetes que se comparten en este espacio.
5) Interacción social. Es en este espacio donde se aprende a
convivir en grupos se hacen amistades, se descubren los derechos propios y de
los demás.
6) Sentido de
comunicación. Se permite el desarrollo de un lenguaje natural el cual es
utilizado para expresar lo que en él está ocurriendo y desea compartir con
otros.
Además,
el recreo es el espacio en donde se hace valer un derecho de todos los niños:
el juego. Por ello se convierte en un recurso educativo invaluable que favorece
el desarrollo de la infancia y que facilita un entorno escolar propicio para la
convivencia sana. Los niños y niñas acuden al recreo como un gran laboratorio
desde donde practican competencias básicas para el desarrollo personal (autoestima,
gestión emocional, autoconocimiento, toma de decisiones, motivación para la
relación, etc.) y para la convivencia con los demás (respeto de las normas,
habilidades de resolución de conflictos, empatía, etc.)
Como
padre de familia, puedes ayudar a tu hijo en el desarrollo de estas
competencias:
-
Pregunta sobre su
recreo. Pídele que te lo narre, que realice un dibujo o que lo escenifique con
muñecos.
-
Platícale tu
experiencia. Qué es lo que hacías de niño en el recreo de tu escuela, tus
juegos favoritos etc.
-
Planeen juntos el
recreo. Pregúntale qué puede hacer, con
quién puede jugar etc.
-
Pídele que acuda con
una maestra cuando tenga dificultades o algún conflicto con sus compañeros las
maestras pueden actuar como mediadoras y aprovechar la situación para
convertirla en una oportunidad de aprendizaje.
Fuentes:
Campillo, Martha (2010)
Terapia narrativa de juego. Haciendo Psicología. Centro de Atención Psicológica
a la Familia A.C., Veracruz.
Freeman, J., Epston, D. y Lobovits, D. (2001) Terapia
Narrativa para niños. Paidós. Barcelona.
Gaelzer, L. (1972) O
Recreio na Escola de primeiro grau. Editora de UFRGS.
Gómez, H. (1995) El
valor pedagógico del recreo. Cooperativa Editorial Magisterio. Bogotá.
McGinnis, E. y Goldstein, A. (1999) Programa de habilidades para la
infancia temprana. Traducción y adaptación: Guillermo Gutiérrez y Andrés
Restrepo Unión Temporal: Centro persona y Familia – Fundación para el Bienestar
Humano – SURGIR
Muñoz, C., Crespi, P. y Angrehs, R. (2011) Habilidades Sociales. Paraninfo.
Madrid, España.
Pavia,
Victor (2005). El patio escolar: El juego en
libertad controlada. Un lugar emblemático territorio de pluralidad. Buenos
Aires: Centro de Publicaciones Educativas y Material Didáctico.
Pérez, L. y Collazos,
T. (2007). Los patios de recreo como espacios para el aprendizaje en las
instituciones educativas. Sedes Pablo Sexto en el Municipio de Dosquebradas.
Universidad Tecnológica de Pereira. Colombia
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