ENGARCE
a Silvio Rodríguez
La mano que lleva a un niño de la mano, lleva una llave
enciende el fuego al tacto, un sueño y una noche que
niega la hondonada, una en
la otra se aprende a caminar, a respirar.
Y va enlazada a un ramo.
La mano que ha plantado una mano en la suya siente
hundirse un aliento en el agua del día, da confianza de
manos abrazadas, como el lugar donde se abre lo por decir,
lo por llegar. Y el que conduce es conducido.
La mano que lleva a un niño de la mano da un cuenco un
viento en ese cuenco y un viaje en ese viento donde
estallan banderas de colores y
bestias fabulosas comparten un camino
que comienza en un sitio de manos abrazadas.
La mano que lleva un niño de la mano fue a la cita en un lugar de
robustas memorias donde la mano que traga saliva era
recuperada de la soledad.
Una en la otra.
La mano que lleva a un niño de la mano no retrocede nunca.
Jorge Boccanera
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